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Acompañando a dormir

Acompañar es un bonito proceso que requiere deseo y presencia. Podemos estar presentes físicamente sin deseo, entonces el otro no se siente acompañado; de la misma forma, podemos desear estar y no ser posible (por distancia) con lo cual tampoco uno se siente acompañado. Acompañar a un niño no se diferencia mucho de cómo lo sentimos los adultos. Hay una forma de ser y estar que implica comprensión, aceptación y respeto por el otro. Cuando uno se siente acompañado así, agrada y calma. Bajo estas premisas, nos encontramos a veces con la “tarea” de tener que dormir a un niño o a var…

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