La finalidad de la educación moral es la constitución de personas autónomas capaces de dirigirse a sí mismas según principios morales y criterios de universalidad y consistencia interna de las normas.
El desarrollo moral del niño, ya desde Piaget, es, por tanto, un paso de la heteronomía a la autonomía moral y facilitar ese paso es el objetivo de toda práctica educativa. La presión del mundo adulto debe ser sustituida por la cooperación, pues sólo ésta asegura una efectiva adquisición de la autonomía moral.
Esa colaboración entre adulto y adolescente en el aula se realiza espe…