El simple hecho de mirar a nuestro alrededor y dar sentido a lo que nos rodea nos puede parecer una tarea simple que es capaz de realizar cualquier organismo vivo. Los colores, las formas, las texturas son elementos que nuestro sistema nervioso codifica con una velocidad asombrosa. Sin embargo, tan asombrosa es esta velocidad como la complejidad que encierran los mecanismos cerebrales encargados de dar sentido a la información. Nuestro cerebro, tras millones de años de evolución, se ha convertido en, por decirlo de alguna manera, la máquina más compleja jamás diseñada. Y no tanto por…
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