En unos momentos en que la memoria histórica -y, en especial, la memoria traumática- está teniendo un gran protagonismo en la sociedad y en los medios, en la investigación histórica, e incluso en la enseñanza, es bueno no olvidar que la memoria puede, y debe, abrirse a todos los campos para recordar lo que fuimos o lo que pensamos en el pasado. Por ejemplo, para recordar qué hicimos cuando éramos niños o jóvenes, qué escuela tuvimos y en qué contexto social, político y cultural se produjo, si se produjo, nuestra escolarización o la de niños y jóvenes de generaciones anterior…
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