Conozco a más de un/una eterno soñador, perseguidor/ra de sueños inalcanzables. Ellos/-as no podrán nunca sentirse satisfechos con el presente.
Tampoco quedó satisfecho con la presente frase el alumno que la escribió en un trabajo para una de mis clases en la facultad. Efectivamente, se le pueden hacer algunas objeciones. Y sin embargo, en ese uso dubitativo del femenino y el masculino, hay que reconocer algo: sensibilidad con respecto a una cuestión que se ha convertido en un -admitámoslo- engorroso problema en castellano: la expresión del sexo de las personas.
Ciertamente, es una p…