No hay viento favorable para un barco que va a la deriva
A veces nos asemejamos a la tripulación de un barco que, extenuada, se dedica a llenar de carbón la caldera. Ante la perentoria urgencia de lo inmediato, nadie se ocupa de la dirección que lleva el barco. Cuando alguien inquiere por el sentido del viaje, por el lugar de destino, por la localización del punto de navegación, todos contestan que no hay tiempo para pensarlo, que el barco navega con lentitud y está siendo adelantado por otros que van más deprisa. ¿Y si el barco estuviera navegando hacia el abismo? ¿Y si estuviera d…
