Estructuramos las que entendemos como propuestas metodológicas adecuadas en dos categorías. Por un lado, actividades para los educadores (miembros de la comunidad educativa) de introducción al tema, de innovación y formación permanente. Por otro, actividades para los alumnos y alumnas que les ayuden a elaborar, naturalizar y no contaminar el proceso. Todas son válidas para integrar en el currículo y se han llevado a la práctica. (A estas últimas habría que añadir las paliativas -que aquí no abordamos-, destinadas a dar respuesta educativa planificada a un período y elaboración…