De entrada, es exacto afirmar que cuando se encuentran un lápiz, un papel y un niño de 2 o 3 años, aparece un trazo desordenado, un garabato.
En la escuela infantil de primer ciclo se procura que este encuentro fortuito se convierta en habitual. Las maestras, en las horas de lenguaje plástico, promueven la exploración de diferentes materiales y técnicas, el juego gráfico en el espacio bidimensional, la fascinación del color, la gimnasia de las manos, la experiencia sensorial.
Pero la ambición siempre acaba por seducirnos y llega un día que queremos intentar ir más allá, hacer un p…