Si bien el juego siempre ha sido un excelente recurso para las clases de educación física, tradicionalmente su utilización ha estado ligada al desarrollo de habilidades más estrictamente motrices (procedimientos, condición física, etc.). En las últimas décadas parece haber recuperado fuerza su uso en el aprendizaje y desarrollo de actitudes y competencias sociales debido, entre otras razones, a la necesidad imperiosa de proporcionar oportunidades de aprendizaje en un ámbito en el que el alumnado parece estar especialmente necesitado. Efectivamente, la realidad escolar nos proporcio…