Después de dos años empezamos un curso escolar con unos parámetros que podemos definir de «normalidad». Atrás quedan las restricciones que afectaron a nuestra manera de ver y de vivir la escuela, que requirieron mucha energía y no pocos dolores de cabeza. El virus todavía está entre nosotros y nosotras y los brotes no se han detenido, pero nos afectan de una manera muy diferente gracias a la ciencia, a las vacunas, a la profesionalidad sanitaria y a la conciencia ciudadana.
En aquellos momentos hacíamos especial referencia a un rasgo que nos acompaña prácticamente desde que hemos entrado…