EL JUEGO COMO INSTRUMENTO EDUCATIVO

Desde que nacemos, somos una fuente inagotable de actividad: mirar, tocar, manipular, curiosear, experimentar, inventar, expresar, descubrir, comunicar, soñar... En definitiva, jugar. El juego es la principal actividad infantil. Jugar es una necesidad, un impulso vital, primario y gratuito, que nos empuja desde la infancia a explorar el mundo, conocerlo y dominarlo.

El juego, como otros muchos aspectos del desarrollo infantil, sufre profundas transformaciones a lo largo de la infancia y la adolescencia. Si el lenguaje o el pensamiento de los niños experimentan grandes cambios en estos primeros años de la vida, también los juegos muestran características que son diferentes en función de las edades de los jugadores. Por ello es frecuente que los investigadores propongan diferentes formas de categorizar los juegos que describan y expliquen estas diferencias.

El espacio de juego, como todos los espacios, aparece definido, en primer lugar, por sus límites; en este caso, los límites que dicen explícita o implícitamente dónde comienza y dónde acaba el espacio en el que se puede jugar. No por obvio deja de ser importante que el primer límite real de los espacios, y por tanto de los espacios de juego, es el límite físico, el límite arquitectónico. Dichos límites ya implican per se una relación de poder, en tanto que el profesorado asume una distribución del espacio en la que la relación entre límite y función es rígida. Es esa rigidez la que imposibilita el poder repensar los espacios, de forma que el espacio de juego pueda ser algo más, y el espacio donde se enseña y se aprende pueda ser al tiempo un espacio de juego.

En el presente artículo se expone una experiencia concreta realizada en un aula de primer curso de BUP, con algunas consideraciones iniciales a fin de facilitar a la persona lectora una información tanto del marco educativo en el que se desarrolla la actividad como de la justificación de su ubicación en este monográfico.

La reforma educativa que propone la LOGSE se basa en dos aspectos esenciales: los alumnos o alumnas, de acuerdo con sus características, son los que construyen sus propios aprendizajes en interacción permanente con sus compañeros, pero, sobre todo, con el profesorado; la flexibilidad preside la lógica del currículum, de tal forma que el proyecto social que representan las decisiones tomadas por las administraciones educativas han de irse concretando en la realidad del instituto, de su entorno y de los alumnos.

En estas líneas pretendemos exponer el origen y funcionamiento de los equipos docentes de curso y ciclo en el Instituto Lacetània de Manresa, apuntando tanto el valor pedagógico que tienen como sus ventajas desde el punto de vista organizativo; todo ello sin olvidarnos de las dificultades que, en su desarrollo y evolución, nos hemos ido encontrando. Podemos decir que, desde su introducción en la organización funcional de nuestro Instituto, los equipos docentes se han convertido en un instrumento de intervención pedagógica cada vez más importante y, actualmente, constituyen una forma de trabajo casi imprescindible.

Los colegios de La Rioja Santa Teresa de Calahorra y Ortega Valderrama de Pradejón, solicitamos al MEC ûy nos fue concedidoû un Proyecto de Innovación Educativa para el curso 1994/1995, bajo el epígrafe de ½Experiencia innovadora en la organización y funcionamiento de la biblioteca escolar+, con el título ½Fomento de la lectura y la escritura en el primer ciclo de primaria, a través de la biblioteca de aula y centro, mediante un programa de acción conjunta familia-escuela+.

Hace ya muchos años que se viene hablando en España de la educación artística basada en disciplinas (DBAE), sin que por ello abunden los intentos de puesta en práctica en casos concretos. La DBAE (Discipline-Based Art Education) es una aproximación a la instrucción y el aprendizaje en el campo del arte, que deriva su contenido de cuatro disciplinas fundamentales que contribuyen a la creación, comprensión y apreciación del arte. Una disciplina es un campo de estudio que tiene las siguientes características: un reconocido cuerpo de conocimientos o contenidos; una comunidad de estudiosos que trabajan en ella; y una serie de procedimientos característicos y modos de trabajo que facilitan la investigación.

La evaluación es, en consecuencia, el más válido y valioso instrumento que tiene el profesorado para mejorar su práctica docente. En este intento de perfeccionamiento profesional, en el que estamos inmersos desde hace algunos años un buen número de profesores, un grupo de ellos, especialistas en lenguas clásicas y ciencias sociales de centros de ESO, BUP y COU de la provincia de Sta. Cruz de Tenerife, ha pretendido elaborar, a través de un proyecto, y teniendo presentes las pautas antes mencionadas, una serie de indicadores relevantes y reguladores de los avances y retrocesos del alumnado a lo largo de todo el proceso de enseñanzaaprendizaje, en el que la autoevaluación y heteroevaluación (valoración realizada por un grupo de alumnos a un grupo de compañeros y compañeras suyos) estuvieran siempre presentes.

El presente documento tratará los principios que guían la intervención psicopedagógica emanan de la LOGSE, que se nutren de la filosofía constructivista y participan de la concepción sistemática del universo escolar. Creemos en una formación comprensiva, común para todos los alumnos, personalizada, que cubra las necesidades y características individuales de los alumnos y alumnas e integradora, para todos...

Al profesor de hoy cabe pedirle no solamente que posea una sólida preparación científica y técnica y una competencia profesional en el campo didáctico y pedagógico. Le es exigible también la capacidad para facilitar al alumno instrumentos y técnicas de trabajo, para favorecer los procesos de aprendizaje y ejercer la reflexión crítica sobre su propia práctica profesional, dando respuesta a los problemas que plantea la diversidad (de origen, medios, capacidades e intereses) que presentan los alumnos en la enseñanza obligatoria.

Relacionar juegos con valores tendría que sernos tan fácil como poner en contacto objetivos y contenidos, finalidades y metodología o alumnado y entorno por buscar ejemplos que se utilizan con asiduidad. A pesar de ello, no hemos aprovechado suficientemente esta relación por no valorar en su justa medida el juego, por no ver en él sus potencialidades educativas, por creer que los valores no eran de la incumbencia escolar o por estar convencidos de que no teníamos derecho a intervenir en un campo de actuación infantil tan libre como el lúdico, por poner algunas razones. Seguramente éstas pueden ser diversas y no carentes de argumentaciones, pero si estamos de acuerdo en que el jugar es una actividad natural de la niña y del niño, y que en la escuela se juega, también tendremos que aceptar que, como actividad que forma parte de la manera de ser del alumnado y que, además, se lleva a término también en horario escolar, nos interesa conocerla, aprovecharla y desarrollarla.

En este artículo reflexionamos sobre los distintos usos que se le pueden dar al juego y explicaremos cómo lo estamos llevando a cabo en nuestra escuela.